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|a El pensamiento de José Martí no nació por generación espontánea, sino a través de un proceso formativo contextualizado que asume creadoramente las fuentes y las supera.Un proceso donde sus ideales políticos le abrieron caminos para su propia autosuperación, en función de transformar la realidad de su entorno social.En el bregar de su vida, su estancia en Cuba, España, México, Guatemala, de nuevo en Cuba, Venezuela, Estados Unidos, y otra vez en Cuba, como jefe máximo de la Revolución del 95, hasta dar la vida por la independencia de su patria, fue conformando su rico pensamiento humanista.Un pensamiento filosófico - educativo que no separa la ciencia de la conciencia, expresado en determinaciones políticas, éticas, estéticas, en fin, cultural, que partiendo de las raíces mira el mundo con sentido electivo e incluyente.Está consciente que los valores universales no tienen dueños, pertenecen a la humanidad, y es necesario luchar por ellos.En esta etapa formativa existen varias influencias filosófico - ideológicas, pero superadas por su creación, por su independencia creativa.Su pensamiento, es integrador, abierto y dialéctico.Lo que más influyó en él, hasta verse dibujado como herencia con fuerza, se concentra en: la tradición iluminista cubana del siglo XIX, particularmente José de la Luz y Caballero, Félix Varela y Rafael María de Mendive, como su preceptor ejemplar; el cristianismo, el estoicismo, el hinduismo, el platonismo, el krausismo, el positivismo, el romanticismo y el trascendentalismo de Emerson.Este último está en Martí como influencia, o quizás mejor, como coincidencia.Pero todas estas influencias, si bien son perceptibles sus huellas, llevan la impronta de Martí de modo pronunciado y convincente.Su electivismo, como pensador grande entre los grandes, más que seguir las fuentes nutrientes al pie de la letra, asume el espíritu, en lo que tiene de trascendente, o lo rechaza por considerarlo infecundo.Su evolución va marcando caminos, estrechamente vinculado con el contexto que vive y el espíritu del momento.Eso es lo grande en Martí: la posibilidad de vivir haciendo y hacer viviendo la historia y la cultura.Esto determina su gran visión dialéctica en la creación y diseño de un hombre nuevo que conciba el conocimiento y los valores como unidad indisoluble.La Edad de Oro, entre otros de sus trabajos, corrobora esta aserción.
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