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|a Partiendo de una concepción de vitalismo en un sentido amplio del termino, o sea, fuerza, energía vital que anima a todos los seres en la naturaleza y de una concepción de expresionismo tomado en el sentido que sobrepasa las corrientes estéticas siempre asociadas a la desrrealización o desconstrucción de las formas, cuerpos, espacios, acordes y armonías etc., es decir, expresionismo como la posibilidad de expresión de la esencia vital de las cosas, tenemos como objetivo fundamental, en el presente estudio, vincular vitalismo y expresionismo. Al buscar esta vinculación, señalamos al arte como la manifestación del vitalismo esencial o como las potencialidades emotivas de las cosas, lo que equivale a expresar su esencia. En esta dirección, artista será aquél capaz de hacer visible, de llevar a la representación alguna o algunas de esas potencialidades esenciales y emotivas de las cosas. En nuestro camino nos aproximamos a determinadas concepciones ontológicas vitalistas de la realidad, sus preocupaciones por el arte y manifestaciones estéticas dejando explicitado el punto de vista con el que interpretamos el fenómeno humano, propósito que si por un lado se ve limitado de una mayor comprensión por el intelectualismo filosófico o experimentalismo psicológico y bies interpretativo del psicoanálisis, cuenta con una vía privilegiada para ser complementado siguiendo el camino del arte y sus manifestaciones. La temática de la investigación se circunscribe a dos momentos que consideramos más significativos. El primero, por contener un valor germinal donde históricamente se supone la primera gran formulación cultural y teórica de una antropología vitalista que recurre al arte para su expresión, formulada en el ambiente órfico y pitagórico. El segundo momento, objeto de nuestra mayor atención, supone un desarrollo diacrónico en la vinculación vitalidad / expresividad estética. Así nos enfocamos en la vinculación vitalidad / expresividad que, a nuestro entender, aflora de modo característico en el final del siglo XVIII, durante todo el XIX y principio del XX y, en ese trayecto, nos apoyamos en el vitalismo griego retomado por Schiller (forma viviente), por Schelling (consciente/inconsciente), por Schopenhauer (energía), por Neitzsche (vida), por Freud (pulsión) buscando señalar, extraer y analizar, en todos ellos aquellas ideas que en su filosofía contribuyen para evidenciar cuestiones relativas al arte o un tipo de arte y sus formas de expresión, mostrando la relación vitalidad/expresionismo. El método elegido no podría ser otro que el regulado por una interpretación lo más legítima posible de los textos, siempre guiados por el supuesto de fondo de nuestra investigación. De esta forma, nos aproximamos a los autores con una mentalidad sinóptica, esto es, unificadora de diversas perspectivas. Como propósito final logramos afirmar al arte como generador de vivencias, como experiencia objetiva mediante la cual la realidad de las cosas y de las personas pasan a entrar y formar parte de nuestro yo, sin violencia, porque el arte es una puerta secreta que abre el acceso a nuestra esencia y a algo más diáfano de nuestra intimidad.
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