Summary: | Aquel martes 23 de diciembre de 1975 el calor, los precios y los titulares de los diarios agobiaban a los porteños. Por unas pocas horas -las necesarias para intentar compras navideñas- esa sensación cedió. Los últimos días habían tensado al máximo los nervios. Un brigadier, Jesús Orlando Capellini, se alzó en armas proclamando la caducidad del gobierno de Isabel Perón, intentando adelantar en noventa días el calendario del golpe que luego la derrocaría. El prematuro impulso logró, empero, apresar al comandante general de la Fuerza Aérea, forzando así su reemplazo. Algunos pensaron que para poner un moño a los últimos doce agitados meses, eso ya estaba bien. Después de todo, se dijeron, en las guerras más feroces siempre asoma una tregua cuando el año está expirando. Ese año, "cada cinco horas ocurría un asesinato político y cada tres, estallaba una bomba". En 1974 se habían registrado 189 muertes por violencia política. En los primeros once meses del '75 la cifra se acercaba a los 900: "Un aumento del 256 por ciento", anotaba un semanario.
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